junio 25, 2025 | Actualizado ECT
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El impacto de las olas de calor en la salud: riesgos de ataques cardíacos y derrames cerebrales

Expertos recomiendan mantenerse hidratado y atento a síntomas como dolores de cabeza, presión baja y visión borrosa ante las altas temperaturas.

Escrito por Abel Cano

junio 25, 2025 | 09:29 ECT

Millones de personas en Estados Unidos se enfrentan esta semana a una ola de calor “muy sudorosa”, calificada por los meteorólogos como extremadamente peligrosa. Ante estas condiciones climáticas extremas, se vuelve indispensable tomar las precauciones adecuadas para evitar serios problemas de salud. La exposición prolongada a altas temperaturas puede tener consecuencias graves para el organismo, afectando diversos sistemas vitales si no se toman las medidas preventivas necesarias.

Una de las condiciones más graves derivadas del calor es el golpe de calor, que ocurre cuando el cuerpo se sobrecalienta tras una exposición prolongada a temperaturas elevadas o por actividad física intensa bajo estas condiciones. Se trata de la etapa más severa de las lesiones relacionadas con el calor y se manifiesta cuando la temperatura corporal supera los 40 °C (104 °F), una situación que requiere atención médica inmediata para evitar daños irreversibles o incluso la muerte.

Si bien es fundamental que todas las personas se mantengan frescas e hidratadas durante estas temperaturas sofocantes, los especialistas advierten que el calor puede agravar significativamente el riesgo para quienes padecen problemas de salud preexistentes. Las personas con enfermedades cardíacas, por ejemplo, pueden experimentar alteraciones en el flujo sanguíneo hacia el corazón, aumentando el riesgo de síndrome coronario agudo y, consecuentemente, de un ataque cardíaco.

Asimismo, los individuos con enfermedades respiratorias son más vulnerables, ya que el aire caliente puede provocar una respiración rápida y superficial que dificulta su condición. Los pacientes con enfermedades renales también enfrentan un alto riesgo de desequilibrios electrolíticos debido a las fluctuaciones en la hidratación y la sudoración excesiva. Estas condiciones preexistentes hacen que la vigilancia y las medidas preventivas sean aún más críticas durante una ola de calor.

Las consecuencias más severas de la deshidratación incluyen dolores de cabeza, fatiga, náuseas y, en casos más graves, confusión, espasmos musculares, convulsiones y hasta coma. También son comunes las hemorragias gastrointestinales, los vómitos y la diarrea, ya que el flujo sanguíneo se desvía de la perfusión intestinal. Además, se pueden producir lesiones hepáticas y renales, mientras que la isquemia cerebral, causada por un derrame cerebral, es frecuente en situaciones de estrés térmico excesivo, al desviarse la sangre de la circulación central para fines de enfriamiento.

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