Los resultados de la Consulta Popular y Referéndum de 2025 no fueron favorables para el Gobierno de Daniel Noboa, pues el No se impuso en las cuatro preguntas cruciales sobre bases militares, reducción de asambleístas, eliminación del financiamiento a partidos políticos y la propuesta de una Asamblea Constituyente. Analistas coinciden en que el paro nacional de 31 días convocado por la Conaie y otras organizaciones sociales le pasó factura al Presidente. La analista política Sofía Cordero explicó que el paro puso a prueba la capacidad del Ejecutivo para dialogar o reprimir.
Según Cordero, el Gobierno vio como un triunfo la concentración de las protestas en Imbabura, pero la falta de concesiones se tradujo en un “no vergonzoso” en las urnas, representando un “rechazo al autoritarismo”. El exjuez de la Corte Constitucional Agustín Grijalva coincide en que el resultado es una expresión popular de rechazo a un proyecto que no explicó claramente las limitaciones de la Constitución de Montecristi para la política de seguridad. La derrota en el plebiscito marca un precedente de desgaste político para Noboa, forzándolo a replantear su estrategia legislativa y de comunicación con la ciudadanía y los actores sociales del país.
