Los murciélagos, a menudo vinculados con mitos y la transmisión de virus, poseen cualidades biológicas asombrosas que los hacen únicos. A pesar de su diminuto tamaño, son notablemente longevos, inmunes a numerosos virus y, de manera sorprendente, presentan una gran resistencia al cáncer. Estos mamíferos, que pesan apenas 28 gramos, pueden vivir hasta 35 años en estado salvaje, una esperanza de vida equivalente a 180 años humanos, caracterizada por una ausencia casi total de tumores. Esta peculiaridad ha llevado a la ciencia a investigar el porqué de esta resistencia.
Un equipo de científicos de la Universidad de Rochester, liderado por Vera Gorbunova y Andrei Seluanov del Instituto de Cáncer Wilmot y el Departamento de Biología, ha centrado su estudio en cuatro especies de murciélagos, pertenecientes a los dos principales linajes de estos animales. La investigación busca desentrañar los mecanismos genéticos que les permiten desafiar la paradoja de Peto. Esta paradoja establece que, en la mayoría de los mamíferos, el riesgo de cáncer aumenta con la edad y con cada ciclo de división celular, debido a la mayor probabilidad de daño al ADN. Sin embargo, los murciélagos son una notable excepción a esta regla, con al menos cuatro linajes que han desarrollado de forma independiente una longevidad excepcional sin desarrollar tumores.
Los hallazgos de esta investigación han revelado que el murciélago “pequeño marrón” (Myotis lucifugus) posee dos copias funcionales del gen supresor de tumores P53, un gen crucial para la supervivencia humana, de la cual solo tenemos una copia. Según Gorbunova, “altos niveles de p53 en el cuerpo pueden destruir las células cancerosas antes de que se vuelvan dañinas en un proceso conocido como apoptosis”. Este descubrimiento podría ofrecer valiosas claves para futuras investigaciones en la lucha contra el cáncer en humanos, abriendo nuevas vías para el desarrollo de terapias basadas en la comprensión de la biología excepcional de estos fascinantes mamíferos.