El despliegue de los Night Stalkers, un grupo élite para operaciones especiales del Ejército de Estados Unidos, a bordo del helicóptero UH-60M Black Hawk en el Caribe ha generado especulaciones y la alerta del gobierno venezolano, que lo interpreta como una amenaza militar. La presencia de esta unidad coincide con una guerra declarada contra el narcotráfico, donde al menos nueve embarcaciones han sido bombardeadas en las últimas semanas.
El gobierno de Nicolás Maduro sostiene que la administración de Donald Trump busca apoderarse de las reservas de crudo y derrocar a Maduro. Por su parte, la variante MH-60 Black Hawk utilizada por los Night Stalkers (unidad especializada en misiones nocturnas con el lema “Los acosadores nocturnos no renuncian”) es uno de los helicópteros de asalto más avanzados del mundo, con capacidad de carga de hasta 9.000 libras y blindaje para operar en entornos hostiles.
Riesgos y respuesta venezolana
Sin embargo, expertos militares advierten que la sofisticación del MH-60M no lo hace invulnerable en escenarios como el venezolano, donde las fuerzas armadas están entrenadas para la guerra irregular. Su principal riesgo radica en la exposición durante el aterrizaje o extracción en zonas de combate activo.
Maduro respondió a la situación el miércoles 22 de octubre, afirmando que Venezuela tiene 5.000 misiles rusos Igla-S “en los puestos claves de la defensa antiaérea para garantizar la paz, la estabilidad y la tranquilidad” del país.
