El exdefensor argentino Leandro Vega volvió a encender las alarmas en el Club Sport Emelec tras asegurar que el club no ha cumplido con el pago de la deuda que mantiene con él. El jugador, que militó en el cuadro guayaquileño entre 2018 y 2022, notificó nuevamente el caso a la FIFA, lo que podría derivar en sanciones más severas para la institución.
En junio pasado, directivos de Emelec anunciaron públicamente que el compromiso económico con Vega había sido cancelado. Sin embargo, el futbolista sostiene que nunca recibió los valores correspondientes, motivo por el cual acudió otra vez al organismo internacional.
Riesgo de sanciones deportivas
Especialistas en derecho deportivo advierten que este escenario podría escalar de manera peligrosa. La abogada Mariela Díaz explicó que, de confirmarse un incumplimiento reiterado, el caso se enmarcaría en lo previsto por el artículo 21 del Código Disciplinario de la FIFA, que contempla medidas disciplinarias en situaciones de reincidencia o de falsedad frente a la Comisión Disciplinaria.
“En casos como este, la FIFA no solo puede restablecer la prohibición de inscribir jugadores, sino que también está facultada para imponer sanciones más drásticas, como la deducción de puntos o incluso un descenso de categoría”, precisó Díaz.
La jurista también advirtió que, aunque el club pueda presentar argumentos diferentes ante instancias locales como la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), engañar al máximo ente rector del fútbol mundial representa un riesgo considerable: “Se le puede mentir a muchos, pero hacerlo a la FIFA es muy peligroso”, enfatizó.
En espera de un pronunciamiento oficial
Ni Emelec ni la FIFA se han pronunciado oficialmente sobre una reapertura del expediente disciplinario. No obstante, si la denuncia prospera y se comprueba que el club incumplió nuevamente, los eléctricos podrían enfrentar un escenario complejo que comprometa su capacidad de fichar en el próximo mercado y, en el peor de los casos, su permanencia en la Serie A de Ecuador.
El reclamo de Vega podría convertirse en un precedente para el fútbol ecuatoriano, evidenciando la seriedad de los procesos disciplinarios de la FIFA y los riesgos que enfrentan los clubes cuando incumplen compromisos pactados con sus jugadores.