Estados Unidos rechazó una oferta del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para dimitir después de un período de transición de dos a tres años, según revelaciones de personas informadas sobre el asunto. La Casa Blanca consideró que cualquier dilación en la salida del mandatario venezolano es “inaceptable”. Esta propuesta de Maduro surgió en el marco de una nueva ronda de negociaciones a través de canales indirectos autorizada por el presidente Donald Trump, quien busca aumentar la presión sobre el gobierno venezolano. Al mismo tiempo que se abrían estas conversaciones, el presidente estadounidense autorizó planes de la CIA para emprender medidas encubiertas dentro de Venezuela, que podrían incluir sabotaje u operaciones cibernéticas.
La estrategia de Estados Unidos incluye un aumento de la presión militar en el Caribe, con el despliegue del portaaviones USS Gerald Ford como parte de la operación “Lanza del Sur”, la mayor concentración naval en la zona desde la crisis de los misiles en Cuba en mil novecientos sesenta y dos. Aunque Trump ha mantenido abiertas las negociaciones informales, donde Maduro ha ofrecido acceso a la riqueza petrolera venezolana a empresas energéticas estadounidenses, el objetivo público del gobierno norteamericano sigue siendo detener el flujo de drogas y desarticular a los grupos militares cercanos al régimen. La Casa Blanca se ha decantado por una estrategia que busca aumentar la presión al tiempo que mantiene opciones diplomáticas y militares, aunque la decisión final del presidente Trump sobre el curso de acción sigue siendo incierta.








