El presidente Daniel Noboa, tras su reelección el 9 de febrero de 2025, impulsa una Asamblea Constituyente cuya fórmula de elección dependerá del estatuto que presente. Este documento, que debe detallar el número de constituyentes, el método de votación, los plazos y los temas a reformar, es clave para garantizar un proceso transparente y legítimo. Aunque Noboa no ha precisado la fecha de la convocatoria, expertos como Diego Delgado y José Chalco subrayan que el estatuto determinará si la elección prioriza representación territorial, poblacional o una combinación de ambos.
La Constitución de 2008 establece que una Constituyente requiere aprobación en consulta popular, convocada por el presidente o la Asamblea Nacional con el respaldo de dos tercios de sus miembros. El estatuto debe especificar si los constituyentes serán elegidos por circunscripciones provinciales, como en 1998, o nacionales, como en 2007, y si se incluirán cuotas para sectores como indígenas o migrantes. Delgado advierte que un diseño poco claro podría generar conflictos, mientras Chalco sugiere un modelo mixto para equilibrar la representación. Noboa ha mencionado reformas en seguridad y economía, pero aún no detalla el alcance.
La oposición, liderada por Revolución Ciudadana, cuestiona la propuesta, temiendo que busque consolidar poder. El precedente de la Constituyente de 2007-2008, que extendió su mandato y disolvió el Congreso, genera recelo. Para evitar críticas, expertos recomiendan que Noboa socialice el estatuto con actores políticos y sociales, asegurando un proceso inclusivo. La definición del mecanismo electoral, que podría incluir listas abiertas o cerradas, será crucial para determinar la legitimidad de la Constituyente y su impacto en el panorama político antes de la posesión presidencial el 24 de mayo.
