La madrugada del 4 de junio de 2025, una detonación frente a un restaurante cerrado en la calle Argentina y la 20, en el suburbio de Guayaquil, despertó a los vecinos con una humareda. El estallido, atribuido a un artefacto explosivo, es parte de una ola de extorsiones que afecta a los comercios de la zona, donde antisociales, incluyendo menores de edad, exigen $500 por local mediante panfletos amenazantes, según testimonios de residentes y comerciantes. El temor a represalias disuade las denuncias formales, complicando la acción policial.
Escalada de violencia y extorsión
Los negocios en calle Argentina, una vía que ha crecido comercialmente en los últimos años, enfrentan amenazas constantes. Un vecino lamentó que los extorsionadores, que se atribuyen nombres de bandas como Águilas, Freddy Krueguer o Los Duendes, buscan amedrentar a emprendedores cuyos ingresos apenas cubren necesidades básicas. Saúl, residente de la zona, explicó que un local cercano cerró meses atrás por mensajes extorsivos y ahora duda en reabrir debido al reciente atentado. Otro comerciante, que prefirió el anonimato, teme recibir demandas similares o ser víctima de secuestros, como los reportados en el norte de la ciudad.
Respuesta policial y estadísticas
La Policía Nacional realiza revisiones en la zona y ha intensificado operativos en el distrito Portete, que incluye calle Argentina, donde se reportan 481 casos de extorsión en 2025, una disminución frente a las 996 del mismo período en 2024, según Segura EP. Sin embargo, la percepción de inseguridad persiste, alimentada por robos a transeúntes y motorizados, como un reciente caso donde una moto fue sustraída tras una persecución. Los vecinos piden más patrullajes de agentes de civil, especialmente en horarios críticos, para contrarrestar la presencia de grupos delictivos.
Contexto de inseguridad en Guayaquil
La calle Argentina refleja un problema más amplio en Guayaquil, donde las extorsiones han afectado sectores como la Bahía, Cisne 2, y Flor de Bastión. En 2022, la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) reportó 460 casos en la ciudad, aunque muchos no se denuncian por miedo. Panfletos atribuidos a bandas como Los Lobos o Los Tiguerones, usados para intimidar, han sido recurrentes desde 2021, según investigaciones previas. En otros casos, como en Bastión Popular, los comerciantes han recibido plazos de 24 horas para pagar “vacunas”. La Policía advierte que los extorsionadores suelen operar desde el exterior o usan cuentas corporativas para dificultar el rastreo.
Impacto en la comunidad
La inseguridad ha llevado a algunos negocios a operar con cautela, mientras otros consideran cerrar definitivamente, afectando la economía local. Los residentes exigen mayor presencia policial y soluciones integrales para frenar a las bandas que disputan el territorio, mientras el temor a nuevos atentados, como los ocurridos en la Bahía el 3 de junio, mantiene en alerta a la comunidad. La falta de denuncias formales, sumada a la percepción de impunidad, agrava el desafío de garantizar seguridad en esta zona comercial en crecimiento.
