En un giro sorprendente, diecisiete familiares del capo Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, entre ellos su exesposa Griselda López y una de sus hijas, se entregaron el pasado 9 de mayo a las autoridades estadounidenses en el puente fronterizo de San Isidro, Tijuana. El grupo se presentó voluntariamente ante el Buró Federal de Investigaciones (FBI), llevando consigo varias maletas de lujo y una suma significativa de dinero en efectivo, estimada en más de 70 mil dólares.
A pesar de la falta de declaraciones oficiales por parte del FBI, el acto ha desatado especulaciones sobre la razón de su entrega, siendo una de las teorías más fuertes la posible vinculación con el acuerdo de culpabilidad firmado por Ovidio Guzmán, hijo de ‘El Chapo’. Este acuerdo, que implicaría la cooperación con el Departamento de Justicia de EE. UU., podría haber inducido a los familiares a entregarse en un intento de garantizar protección y reducir riesgos.
Analistas consideran que esta entrega podría estar relacionada con los esfuerzos de la justicia estadounidense para desmantelar las operaciones del Cártel de Sinaloa, especialmente a medida que se intensifican los conflictos internos dentro de la organización. Este hecho marca un precedente en la historia del narcotráfico mexicano y podría ser un indicio de un cambio en la dinámica del poder dentro de la estructura criminal.
