La nueva convocatoria del régimen de Nicolás Maduro para movilizar a millones de milicianos venezolanos ha fracasado rotundamente. El plan, denominado “El pueblo va a los cuarteles”, buscaba que los ciudadanos se alistaran en 312 instalaciones militares para una “fase avanzada de entrenamiento”, en respuesta a la operación antinarcóticos de Estados Unidos en el Caribe. Sin embargo, a pesar de la intensa promoción en los medios estatales, las plazas y los cuarteles lucieron vacíos. En la mayoría de los centros de registro, solo se presentaron funcionarios públicos y líderes del partido oficialista, lo que evidencia una gran falta de apoyo popular.
La baja participación en la convocatoria se interpreta como una señal del creciente descontento de la población venezolana con la retórica del gobierno y la grave crisis económica y social que vive el país. El fracaso de la movilización desmiente la afirmación de Maduro de que cuenta con 4,5 millones de milicianos y subraya la desconexión del régimen con la realidad. La situación ha generado una gran preocupación en el gobierno, que ha intentado por todos los medios mostrar una imagen de fuerza y unidad, pero que ha sido desmentida por la falta de apoyo en las calles.