La expectativa en la Plaza de San Pedro se disipó esta tarde cuando, a las 19:00 horas del Vaticano, una densa columna de humo negro emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, señalando que los 133 cardenales electores no lograron alcanzar la mayoría de dos tercios (89 votos) necesaria para elegir al sucesor del papa Francisco en la primera ronda de votaciones del cónclave.
El proceso, que comenzó este miércoles tras la misa “Pro eligendo Pontifice” y la solemne entrada de los cardenales a la Capilla Sixtina, marcó su primer día con intensas deliberaciones, pero sin consenso. La fumata negra, producida por la quema de las papeletas con químicos específicos, indica que ninguna de las figuras destacadas, como el italiano Pietro Parolin, el arzobispo de Bolonia Matteo Zuppi o el húngaro Péter Erdő, logró consolidar el apoyo necesario.
Miles de fieles, turistas y periodistas congregados bajo un cielo nublado en el Vaticano reaccionaron con murmullos y especulaciones, mientras las redes sociales se llenaron de comentarios sobre las posibles divisiones entre los sectores progresistas y conservadores del Colegio Cardenalicio. El cónclave, envuelto en estrictas medidas de confidencialidad, continuará este jueves con hasta cuatro rondas de votaciones diarias, dos por la mañana y dos por la tarde, hasta que se alcance un acuerdo.
Expertos vaticanistas señalan que la falta de un candidato claro en la primera jornada es habitual, ya que los cardenales suelen usar las rondas iniciales para evaluar apoyos y negociar posiciones. “El humo negro no sorprende; es parte del proceso de discernimiento”, comentó el analista Juan Ignacio Aréchiga. La próxima fumata está programada para la mañana del 8 de mayo, y el mundo permanece atento a la espera del humo blanco que anunciará el “Habemus Papam”.
Mientras tanto, la seguridad en el Vaticano se mantiene reforzada con inhibidores de señal y controles estrictos para garantizar el aislamiento de los cardenales, quienes permanecerán en la Casa Santa Marta sin contacto con el exterior. La elección del nuevo pontífice, que definirá el rumbo de la Iglesia Católica frente a desafíos como la secularización y las demandas de inclusión, sigue siendo un enigma.