La Ciudadela Las Garzas vive una fuerte polémica ambiental tras la tala simultánea de todos sus árboles, decisión adoptada por su administración y que ha destruido un hábitat natural formado durante más de 40 años.
Vecinos denuncian que varias especies de aves, que utilizaban estas ramas como refugio y lugar de anidación, ahora sobrevuelan sin rumbo, buscando posarse en techos y balcones de viviendas. La medida, que ha sido calificada como apresurada e insensible, se suma a otro caso reciente en Puerto Santa Ana, donde se realizó una poda indiscriminada que afectó igualmente a la fauna local.
Expertos señalan que la eliminación de estos espacios verdes rompe el equilibrio ecológico, reduce zonas de sombra, incrementa el calor urbano y obliga a las aves a desplazarse a entornos peligrosos para ellas. A esto se suma que Guayaquil arrastra por años una mala gestión ambiental, caracterizada por decisiones poco planificadas y una alta contaminación del aire, suelo y ríos.
Organizaciones ambientalistas han solicitado la intervención urgente del Ministerio del Ambiente para frenar estas prácticas y establecer protocolos que protejan la biodiversidad urbana.