La nación centroamericana de Honduras se encuentra inmersa en un clima de alta incertidumbre y desconfianza dos días después de las elecciones presidenciales. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha paralizado el Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) sin haber completado el escrutinio total, lo que ha generado una gran preocupación entre los ciudadanos y los aspirantes a la presidencia. El último informe oficial, divulgado al mediodía del lunes, mostró que solo el 57,03 % de las actas había sido contabilizado, manteniendo un virtual empate técnico entre los dos candidatos opositores: Nasry “Tito” Asfura del Partido Nacional y Salvador Nasralla del Partido Liberal.

La lentitud del proceso y el cierre del TREP reviven los temores de fraude, recordando los controvertidos procesos electorales de 2017, cuando un “apagón” en el servicio eléctrico coincidió con un giro repentino en el conteo de votos. Los dos candidatos que lideran la votación han exigido al CNE la pronta publicación del escrutinio final. Salvador Nasralla ha puesto en duda la fiabilidad de los resultados preliminares, asegurando que él tiene en su poder actas que demuestran su triunfo, mientras que Asfura ha llamado a la calma. La tensión se ha intensificado con la intervención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien advirtió que Honduras está “intentando alterar los resultados” y que, de confirmarse, se desataría “un escándalo”. El CNE se defiende de las acusaciones explicando que la lentitud se debe a la necesidad de subsanar inconsistencias en las actas que no pudieron ser transmitidas y que tienen un plazo legal de 30 días para presentar los datos definitivos.









