La Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) ha implementado su iniciativa de Tecnología Nuclear para el Control de la Contaminación Plástica (NUTEC Plastics) en las Islas Galápagos, colaborando con el Instituto Oceanográfico de la Armada de Ecuador (INOCAR) y la Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL) para monitorear y analizar microplásticos en el ecosistema marino. Desde el 28 de abril de 2025, este proyecto busca mitigar la creciente amenaza de la contaminación plástica en uno de los santuarios de biodiversidad más importantes del mundo.
El programa ha proporcionado herramientas derivadas de tecnología nuclear y capacitación práctica a científicos ecuatorianos, permitiéndoles detectar y caracterizar microplásticos en el océano, playas y lagos de las Galápagos. Estas acciones generan datos de alta calidad, comparables con estándares internacionales, que apoyan la creación de políticas para reducir la contaminación. La iniciativa también incluye el fortalecimiento de laboratorios locales, con equipos especializados que mejoran la capacidad de Ecuador para rastrear el origen y el impacto de los microplásticos.
La contaminación por microplásticos, partículas menores a cinco milímetros, afecta a especies emblemáticas como tortugas marinas, iguanas y aves endémicas, al integrarse en la cadena alimenticia. Carlos Alonso-Hernández, científico de la IAEA, destacó que los protocolos de monitoreo adaptados a las Galápagos permiten datos consistentes con los de la Red Global de Monitoreo Marino de NUTEC, que abarca diversos entornos costeros. Este esfuerzo se complementa con eventos internacionales, como conferencias en Corea y Filipinas en 2025, para avanzar en soluciones globales contra el plástico.
Ecuador se beneficia de la experiencia de 86 países que participan en el monitoreo de microplásticos bajo NUTEC Plastics, iniciado en 2020. Además, el proyecto promueve el reciclaje y la economía circular, con nueve países desarrollando plantas piloto de irradiación para transformar desechos plásticos en productos de alto valor. En las Galápagos, estas acciones refuerzan la conservación de un ecosistema único, amenazado por el cambio climático y la contaminación, garantizando un futuro sostenible para su biodiversidad.