El centro de Estados Unidos enfrenta una crisis por inundaciones históricas desencadenadas por lluvias torrenciales y el desborde de ríos como el Mississippi y el Missouri. Desde marzo de 2025, estados como Oklahoma, Texas, Missouri, Arkansas e Illinois han reportado niveles de agua sin precedentes, con comunidades enteras bajo el agua, carreteras y puentes destruidos, y más de 400,000 personas sin electricidad. Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), las precipitaciones acumuladas en pocos días equivalen a cuatro meses de lluvia, un fenómeno agravado por un “río atmosférico” que satura la región.
La NASA y la NOAA han advertido que estas inundaciones, descritas como un evento “milenario”, son potenciadas por el cambio climático, que intensifica los patrones climáticos extremos. Un estudio reciente, apoyado por datos del satélite SWOT, permitió medir la altura y velocidad de olas de inundación en ríos, revelando su potencial destructivo. Estas olas, causadas por lluvias extremas y deshielos, han dañado infraestructuras críticas como diques y represas, dejando a comunidades vulnerables con recursos limitados para la contención. Al menos 28 muertes han sido reportadas, incluyendo tres menores en Michigan, donde un árbol cayó sobre un vehículo durante una tormenta.
La Cruz Roja Americana ha emitido medidas de seguridad, instando a la población a preparar kits de emergencia y evacuar hacia zonas altas ante alertas de inundación. En Texas, la ciudad de Hidalgo sufrió graves pérdidas, con tres fallecidos, uno de ellos en un incidente relacionado con una inspección de la Patrulla Fronteriza. Mientras tanto, los esfuerzos de rescate continúan, con operaciones como la de Westernport, Maryland, donde 150 estudiantes y 50 maestros fueron evacuados de una escuela inundada. Las autoridades advierten que las tormentas severas persistirán, con riesgo de tornados de intensidad EF3 o superior, complicando aún más la recuperación de las zonas afectadas.