Servicios de inteligencia de naciones de la OTAN han puesto bajo la lupa a Rusia ante la sospecha de que Moscú desarrolla una nueva arma antisatélite diseñada específicamente para atacar la constelación Starlink. Según informes revelados este martes 23 de diciembre de 2025, el arma, denominada “efecto zona”, tendría como objetivo saturar las órbitas bajas con nubes de municiones de alta densidad o metralla. Con esta táctica, el Kremlin buscaría inutilizar múltiples satélites de forma simultánea, cortando la ventaja estratégica que la red de internet de Elon Musk proporciona a las fuerzas ucranianas para comunicaciones en el campo de batalla y la orientación de armamento de precisión.

Aunque analistas espaciales dudan de la viabilidad del sistema debido al riesgo de generar un caos incontrolable de escombros que afectaría también a los sistemas rusos y chinos, mandos militares de la Alianza Atlántica no descartan el proyecto. Este desarrollo se sumaría a las previas advertencias de Estados Unidos sobre el interés ruso en armas nucleares espaciales. Mientras la Fuerza Espacial estadounidense guarda silencio, el Kremlin ha reiterado que los satélites comerciales que asisten al ejército de Ucrania son considerados objetivos legítimos. De concretarse, esta tecnología representaría una escalada sin precedentes en la guerra orbital, amenazando la infraestructura de comunicaciones global en un intento por frenar la superioridad tecnológica de Occidente.








