Desde el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, Israel enfrenta conflictos en Gaza, Líbano, Siria, Yemen e Irán, con un elevado costo militar, económico y social. La guerra en Gaza, desatada por la respuesta de Benjamin Netanyahu, se ha extendido por casi dos años, mientras los ataques de Hezbolá desde Líbano, en represalia, escalaron a un conflicto abierto que debilitó a la milicia chiita.
Israel también respondió a los hutíes de Yemen, bombardeando sus puertos e instalaciones, y aprovechó la caída de Bashar al-Assad en Siria para expandir su control en los Altos del Golán y atacar infraestructura militar siria. Los ataques periódicos en el sur de Siria buscan neutralizar milicias pro-Hamás, pero el principal enemigo para Israel es Irán, visto como una amenaza existencial.
El conflicto con Irán, que comenzó con bombardeos mutuos el 13 de junio de 2025 tras años de tensiones, es el más crítico. Frank Ledwidge, exoficial británico, destaca la fortaleza de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), con un presupuesto militar de $46.500 millones en 2024 (8.8% del PIB). Su Fuerza Aérea, con aviones F-35 y F-15, y sistemas defensivos como el Domo de Hierro (90% de eficacia), ha debilitado las defensas iraníes, aunque algunos misiles persas han causado más de 20 muertes.
El sistema defensivo multicapa, con Domo de Hierro, Honda de David y Arrow, es clave, pero no infalible. Ledwidge advierte que el desgaste de personal y la dependencia de importaciones de EE.UU., tensionadas por el apoyo a Ucrania, podrían
limitar a Israel. La movilización de 450.000 reservistas, la mayor en su historia, afecta la economía, la salud mental y las familias, mientras las exenciones a ultraortodoxos generan tensiones internas.
El 83% de los israelíes judíos apoyan los bombardeos contra Irán, según la Universidad Hebrea, viendo a Teherán como una amenaza nuclear. Avraham Diskin, profesor emérito, señala que Netanyahu mantiene un sólido respaldo político, con apoyo de opositores como Yair Lapid y Benny Gantz. Sin embargo, un desastre o una guerra prolongada podría erosionar este apoyo, especialmente si aumentan las víctimas.
El costo económico es abrumador: la guerra en Gaza ha consumido $67.500 millones, y el conflicto con Irán cuesta $750 millones diarios, según Ynet News. Misiles como el Arrow-3 ($3 millones por unidad) elevan el gasto. A pesar de una renta per cápita alta, Ledwidge prevé un impacto económico a largo plazo, aunque la percepción de amenaza existencial prioriza la supervivencia.
Las críticas internacionales por las 50.000 muertes en Gaza, según Ksenia Svetlova de Chatham House, no se han extendido significativamente a los ataques contra Irán. Sin embargo, la estrategia expansiva de Israel, que incluye bombardeos en Yemen y Siria, podría empoderar a los Guardianes de la Revolución iraníes si el régimen colapsa, en lugar de instaurar una democracia.
Netanyahu enfrenta presión interna por la exención de ultraortodoxos del servicio militar, crucial para su coalición. La oposición intentó disolver el Parlamento, pero el gobierno sobrevivió. Con reservistas agotados y una economía bajo tensión, la sostenibilidad de estos cinco frentes plantea interrogantes sobre el futuro de Israel en esta guerra multifrental.