Las Fuerzas de Defensa de Japón recibieron autorización para derribar drones chinos que ingresen sin permiso a su espacio aéreo, tras recientes incursiones de modelos como el GJ-2 en Okinawa y Miyako. Estas acciones, que incluyen vuelos de reconocimiento y maniobras peligrosas a corta distancia, han elevado las tensiones y obligado a Japón a desplegar cazas para monitorear las amenazas.
La decisión busca proteger la soberanía y seguridad aérea frente al aumento de actividades militares chinas, incluyendo enjambres de drones y acercamientos riesgosos, como un avión chino a 30 metros de uno japonés en el Mar de China Oriental. Estas maniobras incrementan el riesgo de colisiones y comprometen la seguridad nacional.
Japón reforzó sus leyes sobre drones, exigiendo registros y permisos, y restringiendo vuelos en áreas sensibles como aeropuertos y zonas pobladas. La medida refleja la preocupación por la avanzada capacidad militar china y su impacto en la seguridad de la población y las fuerzas armadas japonesas.
La autorización para derribar drones subraya el compromiso de Japón con la defensa de su espacio aéreo, en un contexto de crecientes tensiones regionales y la necesidad de contrarrestar las amenazas tecnológicas de China.