Jennifer Aniston, a sus 56 años, vuelve a cautivar como protagonista de la portada de septiembre de Vanity Fair, en una producción que combina alta costura y un estilo personal que refleja su confianza y serenidad. Fotografiada por Norman Jean Roy, la actriz lució prendas de marcas como Valentino, Gucci, Saint Laurent y Balenciaga, en una sesión que marca su regreso a la revista tras dos décadas desde su última aparición en 2005.
La producción destaca por su mezcla de glamour y escenarios contrastantes. En una de las imágenes, Aniston posa con un elegante vestido nude de Valentino, con detalles satinados y aberturas, proyectando una imagen de calma y sofisticación. Otro look incluye un conjunto púrpura de Gucci con encaje, acompañado de stilettos Giuseppe Zanotti y un anillo de Bulgari, en una escena de estilo vintage con un modelo masculino como contraste dramático. En un entorno campestre, la actriz lució un vestido blanco de Balenciaga que resaltó sus piernas tonificadas, sosteniendo un rastrillo para añadir un toque rústico al glamour.
En la entrevista, Aniston reflexionó sobre su vida personal y profesional. Recordó el impacto emocional del escrutinio mediático tras su divorcio en 2005, describiéndolo como una experiencia que tomó de manera personal, pero que superó con el tiempo. También celebró el regreso de la moda de los años noventa, influenciada por su icónico personaje Rachel Green en Friends, aunque bromeó sobre su rechazo a las gafas de sol estrechas y las cejas finas de la época. “Amo la ropa vintage de ese periodo, me queda muy bien”, afirmó.
Sobre su presente, Aniston destacó su confianza en su carrera: “No tengo miedo de defender lo que quiero. Sé lo que valgo”, aseguró, subrayando su seguridad sin recurrir a actitudes agresivas. La sesión, publicada bajo la dirección de Mark Guiducci, generó revuelo en redes sociales, consolidando a Aniston como un ícono de estilo y resiliencia.
