El actor y músico Will Smith ha protagonizado una notable transformación física a sus 57 años, tras adoptar una estricta rutina de ejercicios y alimentación que, según expertos, no solo revitalizó su figura sino también su bienestar mental. El proceso, documentado en su serie “Best Shape of My Life”, comenzó después de que el actor reconociera públicamente estar en su “peor forma física”, un estado al que llegó tras el confinamiento de la pandemia y el aumento de peso requerido para su papel en Rey Richard.
Su plan se basó en un enfoque integral supervisado por un equipo de profesionales, incluyendo al experto en culturismo Aaron Ferguson. La actividad física se centró en el entrenamiento de fuerza con una división por grupos musculares de lunes a viernes, complementada con cardio en ayunas de al menos 10.000 pasos diarios para reactivar el metabolismo y potenciar la quema de grasa. Esta constancia en el gimnasio fue clave para que el actor lograra superar desafíos físicos de alto nivel, como subir los 186 pisos del Burj Khalifa en Dubái.
En cuanto a la alimentación, Smith siguió una dieta personalizada con un déficit calórico diario de 500 calorías, donde la mayoría de sus comidas eran de origen vegetal. Su menú incluía desayunos de huevos y avena, y almuerzos o cenas de proteína magra (pollo) y vegetales como el brócoli. La disciplina nutricional fue crucial para manejar su diabetes tipo 2, una condición que lo obliga a evitar azúcares refinados y limitar la ingesta de frutas. Este compromiso le permitió perder peso y mejorar su resistencia, lo que, a sus 57 años, le permite mantener la energía para sus próximos proyectos y su vida familiar.
