La travesía de la líder opositora venezolana María Corina Machado para salir de su clandestinidad y llegar a Oslo, Noruega, fue una verdadera odisea, según nuevos detalles revelados sobre el operativo. El viaje, realizado para asistir a la entrega del Premio Nobel de la Paz que le fue otorgado, comenzó con la líder usando una peluca y un disfraz para evadir la vigilancia del régimen de Nicolás Maduro. Machado se trasladó desde su escondite en Caracas hasta un pueblo pesquero, donde, en una precaria lancha de madera, cruzó el mar Caribe hacia Curazao, una isla ubicada a sesenta y cinco kilómetros de la costa. Durante el trayecto de diez horas por tierra, evadió diez puestos de control militares, un riesgo que fue minimizado por la planificación secreta y la colaboración de aliados.
Fuentes cercanas a la operación confirmaron al Wall Street Journal que, casi simultáneamente al cruce marítimo, dos aviones F-18 de la Armada de Estados Unidos sobrevolaron el Golfo de Venezuela cerca de su ruta, en un aparente acto de disuasión. Desde Curazao, Machado abordó un avión privado para continuar su recorrido, que incluyó una escala técnica en Bangor, Estados Unidos, antes de llegar finalmente a Oslo. La travesía, de casi 9.000 kilómetros, no permitió que la líder llegara a tiempo para la ceremonia oficial, pero sí para reencontrarse con su familia y ofrecer su primera declaración pública, donde agradeció el riesgo asumido por quienes la ayudaron a salir del país.
