En su primera misa como pontífice, celebrada el 9 de mayo de 2025 en la Capilla Sixtina, el papa León XIV, Robert Prevost, denunció el declive de la fe católica en un mundo que la considera “absurda” o reservada para “débiles y poco inteligentes”. Ante los cardenales, pronunció una homilía en italiano, con un breve mensaje en inglés, destacando la urgencia de evangelizar en contextos donde se priorizan el dinero, el poder y la tecnología.
León XIV señaló un “ateísmo práctico” entre bautizados que reduce a Jesús a un “superhombre” y vinculó la pérdida de fe a crisis sociales, como la desintegración familiar. Instó a la Iglesia a atender las “heridas de la sociedad” con caridad y diálogo, promoviendo una fe viva y misionera. La eucaristía, con lecturas conducidas por mujeres, reflejó un tono inclusivo, aunque el papa mantuvo posturas doctrinales conservadoras, alineadas con su trayectoria agustiniana.
La elección de Prevost, primer papa estadounidense y nacionalizado peruano, marca un hito tras su labor en Chiclayo y como prefecto del Dicasterio para los Obispos. Sin embargo, su pontificado inicia bajo la sombra de críticas por presunto mal manejo de casos de abuso sexual en Perú y Chicago, acusaciones que la Diócesis de Chiclayo y el periodista Pedro Salinas han desestimado como infundadas. León XIV enfrenta el desafío de liderar una Iglesia golpeada por escándalos, con un catolicismo estancado en regiones como Estados Unidos, donde solo el 20% de los adultos se identifica como católico, y en América Latina, donde la fe ha perdido terreno frente a iglesias evangélicas. Su llamado a la renovación espiritual busca revitalizar la misión de la Iglesia en un mundo fragmentado.