El 8 de mayo de 2025, el papa León XIV, Robert Prevost, apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro tras su elección, luciendo las vestimentas tradicionales que su predecesor, Francisco, omitió en 2013. A diferencia de la sobria sotana blanca de Francisco, León XIV optó por un atuendo cargado de simbolismo: la sotana blanca con 33 botones, que evocan los años de vida de Jesús; la muceta roja, una capa corta que representa la autoridad papal y la compasión; y la estola bordada en dorado, símbolo de los poderes sagrados del pastor. Completó su indumentaria con el roquete de lino, que denota pureza, el solideo blanco, que cubre la coronilla, y una cruz pectoral dorada, signo de dignidad.
Estas prendas, preparadas en tres tallas en la Sala de las Lágrimas, contrastan con la austeridad de Francisco, quien rechazó la muceta y la estola para reflejar humildad. La elección de León XIV, reminiscentes de Benedicto XVI en 2005, sugiere una revalorización de la liturgia tradicional, aunque su discurso inicial, centrado en la paz y la apertura, indica continuidad con las reformas de Francisco. La muceta, usada desde el siglo XV, y la estola, que emula al pastor llevando a sus ovejas, tienen raíces históricas profundas, algunas heredadas del Imperio Romano. Este regreso a la pompa litúrgica, acompañado por el Anillo del Pescador, símbolo de Pedro, ha generado debate sobre si marca un giro conservador o una mera preferencia estética en el pontificado del primer papa estadounidense y agustino.
