Madagascar amaneció este miércoles bajo una nueva era de gobierno militar, luego de que la unidad de élite del ejército CAPSAT tomara el poder tras la destitución dramática del presidente Andry Rajoelina por parte del Parlamento. El contingente militar asumió el control momentos después de que los parlamentarios votaran por abrumadora mayoría la remoción de Rajoelina, quien huyó de la nación insular tras más de dos semanas de intensas protestas callejeras.
El coronel Michael Randrianirina, comandante de CAPSAT y ahora nuevo presidente, afirmó que la transición durará menos de dos años e incluirá la reestructuración de las principales instituciones. La transición será supervisada por un comité formado por oficiales del ejército, la gendarmería y la policía, con la promesa de elecciones en un plazo de 18 a 24 meses y la búsqueda de un “primer ministro de consenso”. El Tribunal Constitucional validó la autoridad de Randrianirina tras aceptar el voto de destitución.
Mientras la capital, Antananarivo, amaneció tranquila, la Presidencia destituida denunció “un claro intento de golpe de Estado” e insistió en que Rajoelina, cuyo paradero se desconoce, “sigue plenamente en el cargo”. Las protestas, iniciadas el 25 de septiembre por cortes de servicios básicos, evolucionaron hacia denuncias de corrupción y falta de oportunidades. La comunidad internacional, incluyendo la ONU y Human Rights Watch, ha expresado preocupación por el cambio inconstitucional de poder e instó a respetar los derechos del pueblo malgache.