El 30 de junio de 2025, Nicolás Maduro reiteró su llamado a boicotear WhatsApp, acusándola de espionaje y “guerra psicológica” contra su gobierno, durante su programa Con Maduro más. Desde agosto de 2024, tras protestas que dejaron 28 muertos y 2,400 detenidos, el presidente desinstaló la aplicación y pidió a sus seguidores migrar a Telegram y WeChat.
Maduro, quien denuncia complots para derrocarlo, afirmó que WhatsApp recopila datos personales para desestabilizar Venezuela, especialmente tras su reelección en julio de 2024, cuestionada por la oposición como fraudulenta. Aunque instó a abandonarla, la plataforma no está bloqueada ni prohibida en el país.
El mandatario anunció que su gobierno desarrolla un sistema de mensajería seguro para evitar el supuesto espionaje, criticando que plataformas como WhatsApp son usadas para “saber toda tu vida” e incluso “matar”. Actualmente, utiliza Telegram, pero solo para asuntos no importantes, según aclaró.
La postura de Maduro se intensificó tras la crisis postelectoral, cuando acusó a WhatsApp de facilitar espionaje durante las protestas. La oposición, liderada por Edmundo González Urrutia, reclama el triunfo electoral, mientras el gobierno insiste en su narrativa de conspiración extranjera.
Este rechazo a WhatsApp refleja la estrategia de Maduro para controlar la narrativa digital, promoviendo alternativas mientras enfrenta críticas por restringir libertades y consolidar el poder en un contexto de tensión política y social en Venezuela.