La desgarradora espera de 18 años de una familia estadounidense llegó a su fin con una llamada telefónica que parecía un milagro. Un día, el timbre del teléfono sonó y una voz al otro lado dijo: “Mamá, soy yo”. Eran las palabras de Jaycee Dugard, la joven que había sido secuestrada a los 11 años mientras se dirigía a la escuela en California. La joven, ahora de 29 años, había logrado escapar de un hombre y una mujer que la mantuvieron cautiva durante casi dos décadas. Sus padres, que nunca perdieron la esperanza, rompieron en llanto al escuchar la voz de su hija, y de inmediato se pusieron en contacto con la policía para dar con su paradero.

La historia de Jaycee es un ejemplo de resiliencia y esperanza. La joven, que había vivido bajo la sombra de sus captores, logró escapar y pedir ayuda. El caso ha conmovido a la comunidad y ha generado un llamado a la acción para encontrar al responsable. La familia de Jaycee, que había realizado incansables búsquedas a lo largo de los años, finalmente pudo abrazar a su hija en una emotiva reunión que fue cubierta por los medios de comunicación. El caso de Jaycee Dugard se suma a la lista de historias de esperanza de personas que regresan a casa después de ser secuestradas.