Uruguay enfrenta una emergencia ambiental crítica tras el registro de incendios forestales que ya han consumido más de dos mil hectáreas en diferentes puntos del territorio nacional. La Dirección Nacional de Bomberos advirtió que existe un riesgo extremo de que el fuego se propague de manera incontrolable debido a la combinación de altas temperaturas, baja humedad y vientos intensos que dificultan las tareas de extinción. Los focos más preocupantes se localizan en zonas con densa vegetación, donde las llamas han avanzado con rapidez hacia áreas protegidas y campos productivos. Las autoridades han desplegado unidades terrestres y apoyo aéreo para intentar contener el avance de los siniestros antes de que alcancen zonas residenciales.
El gobierno uruguayo ha reiterado la prohibición de realizar cualquier tipo de quema al aire libre, enfatizando que el índice de peligrosidad se encuentra en su nivel máximo en casi todo el país. Equipos de emergencia trabajan sin descanso en los operativos de enfriamiento, mientras que la falta de precipitaciones previstas para los próximos días agrava la vulnerabilidad del ecosistema. Hasta el momento, se han reportado daños materiales significativos en infraestructuras rurales, aunque no se han lamentado víctimas fatales. La colaboración ciudadana es fundamental para detectar de forma temprana cualquier nueva columna de humo, mientras se investiga si el origen de algunos focos fue intencional o producto de negligencias en el manejo de residuos en las regiones afectadas.
