Miles de migrantes en Estados Unidos están siendo víctimas de sofisticadas estafas que se propagan a través de plataformas como TikTok y WhatsApp. Estas trampas, que han proliferado en 2024, aprovechan la vulnerabilidad de personas que buscan empleo o regularizar su estatus migratorio, ofreciendo falsas promesas de trabajos remotos, citas con autoridades migratorias o servicios legales que nunca se materializan.
Un caso emblemático es el de Marvin Juárez, un migrante que perdió $10,850 tras contactar a un supuesto abogado migratorio que prometía acelerar su proceso legal. Atraído por un anuncio en TikTok, Juárez intercambió mensajes por WhatsApp y realizó pagos a través de aplicaciones como Zelle, solo para descubrir que el contacto había desaparecido. Historias similares afectan a cientos de personas, muchas de las cuales evitan denunciar por temor a represalias migratorias o por vergüenza.
Los estafadores emplean tácticas cada vez más elaboradas. Algunos se presentan como reclutadores de empresas legítimas, ofreciendo empleos de limpieza, construcción o cuidado de ancianos con salarios atractivos. Otros se hacen pasar por abogados que garantizan citas con el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. (USCIS) o incluso la anulación de órdenes de deportación. Para ganar confianza, envían documentos falsos con membretes oficiales, realizan videollamadas o comparten capturas de pantalla de supuestos trámites exitosos.
Las pérdidas económicas son significativas. En promedio, las víctimas pagan entre $500 y $10,000 por servicios inexistentes. En algunos casos, los estafadores exigen pagos recurrentes, alegando “complicaciones” en el proceso, lo que agrava el daño financiero. Las plataformas digitales han facilitado estas estafas: en TikTok, los anuncios son breves y persuasivos, mientras que en WhatsApp, los estafadores operan desde números desechables, dificultando su rastreo.
Las autoridades han identificado un aumento en estas estafas, especialmente tras el crecimiento de la migración irregular en los últimos años. Los migrantes, a menudo con acceso limitado a información confiable, son un blanco fácil. Algunos caen en trampas al buscar ayuda en redes sociales, donde los estafadores se infiltran en grupos de apoyo migrante o crean perfiles falsos que imitan a organizaciones legítimas.
Para protegerse, se recomienda verificar la identidad de cualquier contacto, evitar compartir datos personales o bancarios, y usar únicamente canales oficiales como el sitio web de USCIS para trámites migratorios. También se aconseja desconfiar de ofertas que exigen pagos por adelantado o prometen resultados garantizados, ya que ningún abogado puede asegurar el éxito en un proceso migratorio. Las autoridades han intensificado esfuerzos para desmantelar estas redes, pero la rápida evolución de las tácticas de los estafadores plantea un desafío constante.
Mientras tanto, las víctimas enfrentan no solo pérdidas económicas, sino también un impacto emocional profundo. Muchos, como Juárez, se sienten traicionados y desanimados, lo que complica aún más su búsqueda de estabilidad en un país donde las barreras legales y sociales ya son altas. La lucha contra estas estafas requiere mayor educación para los migrantes y una regulación más estricta de las plataformas digitales que, sin querer, facilitan estas operaciones fraudulentas.