El senador colombiano y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, baleado el 7 de junio de 2025 durante un acto político en el barrio Modelia, Bogotá, mostró “indicios de mejoría neurológica” cuatro días después, según un parte médico de la Fundación Santa Fe emitido el 11 de junio. Uribe, de 39 años, recibió tres disparos (dos en la cabeza y uno en el muslo) y permanece en cuidados intensivos en estado crítico, pero estable, con una disminución del edema cerebral y una tendencia a la estabilización hemodinámica. Este es el primer reporte que no menciona un pronóstico reservado, sugiriendo un leve avance.
El atentado, perpetrado por un menor de 14 años detenido en el lugar, ha conmocionado a Colombia. La Fiscalía analiza 1.000 videos y 23 entrevistas, mientras el presidente Gustavo Petro, quien condenó el ataque, pidió apoyo a EE.UU. para rastrear la pistola Glock 9 mm usada, proveniente de Arizona. Petro sugirió, sin pruebas concluyentes, que una mafia internacional del narcotráfico con base en Dubái podría estar detrás, aunque no se descartan otras hipótesis, como delincuencia común o fallos de seguridad del equipo de Uribe.
Uribe, del partido Centro Democrático y crítico de Petro, superó una craniectomía descompresiva para controlar la hipertensión endocraneana causada por los disparos. Su esposa, María Claudia Tarazona, pidió oraciones, afirmando que “Miguel necesita un milagro”. El menor detenido, herido en una pierna, enfrenta cargos por tentativa de homicidio y porte ilegal de armas, mientras su familia ingresará a un programa de protección de testigos.
El caso revive temores de violencia política en Colombia, recordando los asesinatos de candidatos como Luis Carlos Galán (1989) y Fernando Villavicencio en Ecuador (2023). La investigación, que incluye a los escoltas de Uribe, busca esclarecer los motivos y posibles autores intelectuales en un contexto de polarización política por las reformas laborales de Petro.