El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, afirmó el 1 de junio de 2025, durante un discurso en el Teatro Nacional por el primer año de su segundo mandato, que le “tiene sin cuidado” ser llamado dictador. En respuesta a críticas por detenciones de activistas de derechos humanos, acusó a ONG y prensa de defender pandilleros y promover un “ataque organizado” contra su gobierno.
Bukele, reelegido con 85% de apoyo por su guerra antipandillas, justificó el régimen de excepción iniciado en 2022, que ha detenido a 86,000 personas, y la Ley de Agentes Extranjeros, que grava con 30% las donaciones a ONG. La detención de Ruth López, abogada que investigaba corrupción, y de activistas como Fidel Zavala, ha generado críticas de Amnistía Internacional y Human Rights Watch, que denuncian una escalada autoritaria.
El mandatario, aliado de Donald Trump en políticas antimigrantes, defendió el encarcelamiento de 252 venezolanos deportados por EE.UU., acusándolos sin pruebas de ser criminales. Bukele calificó términos como democracia y derechos humanos como herramientas para “mantener sometidos” a países como El Salvador, mientras su popularidad se mantiene alta por la reducción de homicidios.
