Seis años después de la crisis de legitimidad que siguió a las elecciones de 2019, el sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, atraviesa una nueva y más grave crisis en sus más de 12 años de gobierno. Sin embargo, en esta ocasión, sus tradicionales aliados estratégicos, China y Rusia, han reducido su apoyo a una mera retórica diplomática.
Expertos coinciden en que la situación de Maduro es crítica. Fernando Reyes Matta, director del Centro de Estudios sobre China de la Universidad Andrés Bello, afirma que los respaldos del pasado “ya no están allí en términos reales”.
El Despliegue de EE. UU. y la Solicitud de Ayuda
Desde septiembre, el gobierno de Donald Trump ha desplegado cerca de 15 000 soldados y más del 20 % de la capacidad combativa de la Armada de EE. UU. en aguas del Caribe, frente a las costas de Venezuela. Aunque Trump dice combatir el narcotráfico, analistas y Maduro concuerdan en que la meta final es impulsar un cambio de régimen.
Ante esta escalada, Maduro solicitó asistencia militar a Rusia y a China a finales de octubre. Documentos internos del gobierno de EE. UU., obtenidos por The Washington Post, revelan que Venezuela pidió a Moscú específicamente:
- Reparación de aviones de combate Sukhoi de fabricación rusa.
- Mejora de los sistemas de detección de radares.
- Entrega de misiles.
Aunque Rusia ha expresado su “firme apoyo” a la soberanía venezolana, y el viceministro Sergey Ryabkov afirmó que el país se mantiene “hombro con hombro” con Caracas, estas reacciones distan mucho de las demostraciones de fuerza de 2018, cuando Rusia envió bombarderos con capacidad nuclear y más de 100 militares al país.
Nuevas Prioridades Geopolíticas
Analistas señalan que Venezuela ha dejado de ser un tema prioritario para Pekín y Moscú debido a los desafíos geopolíticos actuales:
- Rusia: La guerra en Ucrania, iniciada en 2022, ha drenado enormes recursos financieros y militares rusos. Vladimir Rouvinski, de la Universidad Icesi, afirma que Rusia no se arriesgará a recibir más sanciones por defender a Maduro.
- China: Pekín ha reevaluado su apoyo para no poner en riesgo los avances en la relación comercial con la administración Trump, especialmente después de una reunión positiva entre Trump y Xi Jinping en octubre. China no quiere que le impongan más aranceles y prioriza garantizar el reembolso de los préstamos anteriores a Venezuela, que ascendieron a cerca de US$50 000 a US$60 000 millones hasta 2016.
China también estaría dispuesta a negociar con un futuro gobierno de transición. Según Rouvinski, “apoyar demasiado a Maduro ahora podría traerle consecuencias negativas cuando el régimen caiga”.
La falta de respaldo interno de Maduro, tras las serias acusaciones de fraude en la elección de julio pasado, también influye en la postura de sus aliados. Por ello, la subsistencia de Maduro “dependerá más de su propia capacidad para resistir y de qué tan decidido está el presidente Donald Trump en continuar su campaña en su contra”.








