El candidato independiente y proeuropeo Nicușor Dan, alcalde de Bucarest, se alzó con la victoria en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Rumanía el 18 de mayo de 2025, superando al ultranacionalista George Simion con un 54% de los votos frente al 46%, según el escrutinio del 99,85%. La alta participación del 65%, doce puntos más que en la primera vuelta, fue clave para el triunfo de Dan, impulsado por el voto urbano y joven en un país profundamente polarizado. Estas elecciones, repetidas tras la anulación de los comicios de 2024 por presunta injerencia rusa, marcaron un punto de inflexión para Rumanía, miembro de la UE y la OTAN. Dan, matemático de 55 años y conocido por su lucha contra la corrupción, prometió una “Rumanía honesta” con reformas institucionales, digitalización del Estado y un aumento del gasto en defensa al 3,5% del PIB, fortal를 비롯한 Dan, pese a su perfil reservado y críticas por su falta de carisma, conectó con un electorado harto de la corrupción, prometiendo estabilidad económica en un país con el mayor déficit de la UE. Su presidencia enfrentará retos como formar un nuevo gobierno tras la dimisión del primer ministro Marcel Ciolacu y gestionar las tensiones sociales en un contexto de inflación del 5% y un salario mínimo de 800 euros.
La campaña estuvo marcada por la controversia y la desinformación. Simion, líder de la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), obtuvo un 41% en la primera vuelta del 4 de mayo, apoyado por la diáspora y sectores rurales, y heredó el respaldo del inhabilitado ultranacionalista Călin Georgescu, cuya campaña en 2024 fue anulada por irregularidades y vínculos con Rusia. Simion, admirador de Donald Trump, denunció fraude sin pruebas y se autoproclamó ganador antes del recuento, pero finalmente reconoció la derrota. Las acusaciones de injerencia rusa persistieron, con el gobierno denunciando campañas en redes sociales como Telegram y TikTok.