Un estallido de indignación social se desató en Tehuacán tras la brutal golpiza sufrida por Misael, un joven vendedor de frutas, presuntamente atacado por Juan Flores Cabrera y su hijo Gerson Flores, dueños de una refaccionaria local. El hecho ocurrió la mañana del miércoles, y desde entonces, el caso ha encendido las alarmas sobre la violencia, la impunidad y el descontento ciudadano.
La agresión, calificada por testigos como una tentativa de homicidio, dejó a Misael en estado crítico. Según versiones locales, el joven fue atacado mientras se encontraba trabajando en su puesto habitual, ubicado sobre la calle Independencia Oriente, entre las calles 25 y 27 Sur.
Justicia por mano propia: incendian propiedades de los presuntos agresores
Durante la madrugada de este jueves, decenas de ciudadanos, incluyendo vecinos, mujeres y personas encapuchadas, se congregaron frente a la vivienda y el negocio de los presuntos agresores. Lo que comenzó como una protesta terminó en una violenta acción colectiva, en la que ambas propiedades fueron incendiadas.
Los disturbios obligaron a intervenir a elementos de la policía, quienes realizaron detonaciones al aire para dispersar a los manifestantes. No se reportaron personas detenidas hasta el momento.
Sospechas de encubrimiento avivan la furia
La rabia de los vecinos se intensificó cuando comenzaron a circular videos y fotografías en redes sociales que mostraban a agentes policiales conversando con uno de los presuntos agresores, lo que fue interpretado por la comunidad como un acto de encubrimiento o corrupción. La falta de una respuesta contundente por parte de las autoridades locales avivó el descontento social y desencadenó la acción colectiva.
El estado de salud de Misael
Misael continúa hospitalizado, con pronóstico reservado, y su familia exige justicia. Organizaciones ciudadanas y defensores de derechos humanos han solicitado la intervención de la Fiscalía General del Estado de Puebla, y una investigación transparente para que los responsables sean llevados ante la justicia.
Un llamado a la acción institucional
El caso ha vuelto a poner sobre la mesa la crisis de confianza en las autoridades, el vacío de justicia, y el peligro de que la ciudadanía opte por hacer justicia por mano propia ante la falta de respuesta institucional.