Kilmar Ábrego García fue detenido nuevamente el 25 de agosto en una oficina de ICE en Baltimore, tres días después de quedar libre en un caso de presunto tráfico de personas. Su arresto reaviva un proceso migratorio marcado por irregularidades, incluyendo su deportación errónea a una cárcel de alta seguridad en El Salvador en marzo, pese a una orden judicial que lo prohibía.
Sus abogados denuncian que el gobierno lo presionó para declararse culpable, ofreciéndole residencia en Costa Rica a cambio, pero amenazando con enviarlo a Uganda si rechazaba el acuerdo. La defensa afirma que Ábrego está dispuesto a aceptar el estatus de refugiado en Costa Rica, mientras las autoridades insisten en la posibilidad de deportarlo a Uganda, donde su seguridad estaría en riesgo.
Tom Homan, zar fronterizo de Trump, declaró en Fox News que la deportación de Ábrego es “inevitable” y que Uganda es una opción viable debido a un acuerdo con ese país. Decenas de personas, junto a su esposa y hermano, lo apoyaron con pancartas y consignas como “Sí se puede” frente a la oficina de ICE antes de su detención.
