La guerra comercial entre China y Estados Unidos escaló este martes con la entrada en vigor de aranceles portuarios recíprocos y la imposición de sanciones por parte del gigante asiático, consolidando una nueva fase de tensión entre las dos mayores economías del mundo. El Ministerio de Transporte chino confirmó la aplicación de tarifas especiales sobre buques de propiedad o bandera estadounidense, en respuesta a los recargos aplicados por Washington. Paralelamente, el Ministerio de Comercio chino sancionó a cinco filiales estadounidenses de la surcoreana Hanwha Ocean por colaborar en la investigación de EE. UU. sobre la industria naviera china, prohibiéndoles transacciones y cooperación en el país.
Estados Unidos impone un cargo de $50 por tonelada neta a los navíos chinos, mientras que China estableció tarifas equivalentes, aunque con exenciones para embarcaciones construidas en su territorio. Estas medidas mutuas se suman a la entrada en vigor de nuevos aranceles estadounidenses del 10% a la madera y del 25% a ciertos muebles de madera procedentes de China, afectando al segmento de bajo coste. El Ministerio de Comercio chino urgió a Washington a corregir sus “prácticas erróneas” y “abandonar el proteccionismo”, calificando los aranceles de “grave violación del derecho internacional” y de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El Gobierno chino reafirmó su postura de desafío en un comunicado, advirtiendo que, si bien “no busca una guerra comercial, tampoco la teme” y está dispuesto a “pelear hasta el final”, aunque mantiene las puertas abiertas al diálogo. Este repunte de hostilidades, que llega tras la reciente restricción china a la exportación de tierras raras, pone en duda la posibilidad de una reunión entre los líderes Xi Jinping y Donald Trump a finales de octubre durante la cumbre APEC en Corea del Sur y amenaza con frustrar la estabilización de la relación bilateral.