En la madrugada del 3 de septiembre, sicarios irrumpieron en una vivienda en la ciudadela Rotaria, Nueva Prosperina, Guayaquil, y asesinaron a tres miembros de una familia: un hombre de 66 años, una mujer de 63 y un joven de 28. Este es el segundo ataque similar en el distrito en menos de una semana, tras el crimen del 28 de agosto en Flor de Bastión, donde otra familia fue ejecutada.
Ambos casos comparten patrones: tres víctimas mortales, ataques en la madrugada y carteles con mensajes cristianos en las fachadas. En Rotaria, los letreros citaban Salmo 91:1 y “La sangre de Cristo tiene poder”; en Flor de Bastión, un versículo de Isaías 41:10 y la misma frase. Los sicarios dispararon contra las casas y entraron para ejecutar a los ocupantes, dejando un bebé como único sobreviviente en el primer caso.
La Policía investiga posibles nexos con extorsión, ya que en Flor de Bastión se exigían “vacunas” de hasta 50.000 dólares, lo que llevó a varios vecinos a abandonar sus hogares. En Rotaria, no se ha confirmado extorsión, pero el miedo ha causado el abandono de viviendas. Las autoridades aún no identifican los motivos exactos de la masacre.
