La hipertensión arterial, un factor de riesgo para enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, problemas renales y demencia, se mide en dos valores: presión sistólica y diastólica, expresados en milímetros de mercurio (mmHg). Según la Asociación Estadounidense del Corazón, una presión normal es menor a 120/80 mmHg, pero las nuevas guías actualizan las categorías para identificar y tratar la hipertensión de manera más temprana.
Las nuevas pautas clasifican la presión arterial en: normal (menos de 120/80 mmHg), elevada (120-129/<80 mmHg), hipertensión etapa 1 (130-139/80-89 mmHg), etapa 2 (140+/90+ mmHg), hipertensión grave (>180/>120 mmHg sin síntomas) y emergencia hipertensiva (>180/>120 mmHg con síntomas como dolor de cabeza, dificultad para respirar o cambios en la visión). Estas categorías buscan prevenir complicaciones mediante un control más estricto.
El cardiólogo David Sullivan, del Centro Médico Regional del Centro Sur, destaca que mantener la presión arterial por debajo de 130/80 mmHg reduce el riesgo de enfermedades crónicas, incluyendo deterioro cognitivo y demencia. “Previene enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y renales, y ahora también puede disminuir las probabilidades de demencia”, afirmó a WDAM7.
Para controlar la hipertensión, se recomienda una dieta saludable, ejercicio regular, reducción de sal y, en algunos casos, medicación. Las nuevas directrices refuerzan la importancia de bajar la presión arterial para proteger la salud en todos los ámbitos, según Sullivan.
Estas pautas reflejan un enfoque más proactivo para tratar la hipertensión, instando a intervenciones tempranas que protejan la salud cardiovascular y cognitiva a largo plazo.
