Un terremoto de magnitud 5,2 golpeó el martes el este de Afganistán, en la misma región devastada por un sismo de magnitud 6,0 el domingo, que dejó más de 1.400 muertos y 3.124 heridos, principalmente en Kunar. El nuevo temblor, reportado por el Servicio Geológico de EE. UU., tuvo su epicentro a 27 km de Jalalabad, a solo 8 km de profundidad, aumentando el riesgo de daños en casas de adobe vulnerables.
Ehsanullah Ehsan, portavoz de gestión de desastres de Kunar, confirmó que las réplicas, aunque constantes, no han causado nuevas víctimas. Sin embargo, la región, que incluye las provincias de Nangarhar y Laghman, sigue enfrentando las secuelas del sismo inicial, con miles de hogares destruidos y cientos de miles de personas potencialmente afectadas, según el coordinador humanitario de la ONU, Indrika Ratwatte.
La comunidad internacional ha respondido con ayuda: la ONU movilizará 5 millones de dólares a través de su fondo de emergencia, y Londres aportará 1,3 millones para las familias afectadas. Mientras las autoridades talibanas y los equipos de rescate trabajan en las zonas montañosas, la población enfrenta el temor de más réplicas en un contexto de extrema vulnerabilidad.