La noche del 17 de mayo de 2025, el sur de Quito se estremeció con el asesinato de dos hombres en la peluquería El Conde, ubicada en las calles José María Alemán y Manuel Coronado, sector de Guamaní. Sicarios, presuntamente llegados en una motocicleta, dispararon contra las víctimas, quienes fallecieron en el lugar. En la escena, la Policía encontró panfletos con amenazas dirigidas a grupos delictivos como Los Ñetas y Los Choneros, firmados por una agrupación autodenominada Viernes 13, intensificando el temor entre los residentes.
Paul Enríquez, subcomandante de Policía (s) del Distrito Metropolitano de Quito, descartó inicialmente que el crimen esté relacionado con extorsión, apuntando a una disputa territorial entre organizaciones criminales. Las autoridades están recopilando evidencia, incluyendo imágenes de cámaras de seguridad, para identificar a los responsables, aunque no se han reportado capturas. Los panfletos advierten que los miembros de las bandas mencionadas enfrentarán el mismo destino, sugiriendo una escalada de violencia en la capital.
El incidente refleja el creciente control de grupos delictivos en el sur de Quito, donde barrios como Guamaní y La Ecuatoriana han sido identificados como “santuarios” de criminalidad, con alta incidencia de robos, extorsiones y homicidios. En 2024, la Secretaría de Seguridad del Municipio reportó la presencia de bandas como Los Lobos y Los Tiguerones en la provincia de Pichincha, lo que agrava la inseguridad. La tasa de homicidios intencionales en Quito disminuyó entre enero y septiembre de 2024, pero delitos como el sicariato persisten, alimentados por la lucha por el control de territorios.
La comunidad, alarmada, exige mayor presencia policial. Residentes como Dora Naranjo, líder barrial de El Batán, han criticado la falta de estrategias efectivas, mientras el Municipio impulsa la rehabilitación de Unidades de Policía Comunitaria (UPC) con una inversión de $130,000 en 2024. Expertos como Jean Paul Pinto proponen territorializar la inteligencia y fortalecer la comunicación con comités barriales para detectar actividades sospechosas, pero la coordinación entre autoridades sigue siendo un desafío.
Este caso se suma a incidentes previos en Quito, como amenazas de bomba en Turubamba Alto en enero de 2024 y panfletos intimidatorios en 2023, que buscaban generar pánico. La Policía pide a la ciudadanía reportar objetos o personas sospechosas sin manipularlos, mientras la incertidumbre crece en una ciudad que lucha por recuperar su seguridad.
