El secretario de Estado y asesor interino de seguridad nacional del presidente Trump, Marco Rubio, es uno de los principales artífices de la creciente campaña de presión militar contra Venezuela, con el objetivo de derrocar a Nicolás Maduro. Aunque expulsar a Maduro es un objetivo inmediato, la estrategia de Rubio se vincula directamente con un sueño de décadas: asestar un golpe crítico a Cuba. El senador republicano por Florida y de ascendencia cubana cree que la estrategia para socavar al gobierno cubano pasa por eliminar todo apoyo de Venezuela. Juan González, exasesor de la Casa Blanca para el hemisferio occidental, resumió la tesis de Rubio: “una vez que Venezuela caiga, Cuba le seguirá”.
La conexión entre ambos países es profunda, con Cuba brindando apoyo de inteligencia y seguridad a Maduro. Un ejemplo de esto se vio en 2019, cuando, según exfuncionarios estadounidenses, la inteligencia cubana alertó a Maduro de una conspiración en su contra y sus agentes ayudaron a aplastarla. Aunque Cuba ha logrado sobrevivir a décadas de aislamiento y ahora cuenta con el apoyo de Rusia y China, sigue dependiendo de Venezuela para el suministro de petróleo con grandes descuentos. Los expertos coinciden en que la caída de Maduro podría significar una amenaza a la supervivencia del régimen cubano, que teme que un gobierno venezolano respaldado por Estados Unidos pueda ser la gota que colme el vaso para el gobierno de La Habana.








