El Parlamento de Irán aprobó el 25 de junio de 2025, con 221 votos a favor y una abstención, suspender la cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) tras ataques de EE. UU. e Israel a instalaciones nucleares en Natanz, Fordow e Isfahan. La medida, que requiere la aprobación del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, es una reacción a lo que Irán considera violaciones del derecho internacional.
El presidente del Parlamento, Mohammad Baqer Qalibaf, acusó a la OIEA de no condenar los bombardeos y de actuar como herramienta política. Irán insiste en que su programa nuclear es pacífico, pero la OIEA ha señalado incumplimientos, como uranio enriquecido al 60%, cercano al nivel armamentístico. La suspensión complica las inspecciones internacionales y aumenta la tensión regional.
Los ataques, iniciados por Israel el 13 de junio y respaldados por EE. UU. con la operación “Martillo de Medianoche”, dañaron sitios clave, aunque Irán minimizó el impacto, afirmando que no hubo contaminación nuclear. Donald Trump celebró los bombardeos, mientras Teherán prometió represalias, elevando temores de una escalada bélica.
La comunidad internacional, incluyendo la ONU y líderes europeos, urge a la diplomacia para evitar un conflicto mayor. Rafael Grossi, director de la OIEA, advirtió que el colapso del régimen de no proliferación nuclear es un riesgo si no se restablecen inspecciones. Irán exige garantías de seguridad para sus instalaciones antes de retomar la cooperación.
La decisión parlamentaria, aún pendiente de ratificación, refleja la postura dura de Irán frente a las presiones externas. Mientras el Consejo de Guardianes y el presidente Masoud Pezeshkian evalúan la medida, el futuro del programa nuclear iraní y la estabilidad en Oriente Medio penden de un delicado equilibrio diplomático.
