Pascuales, una parroquia del norte de Guayaquil, enfrenta una escalada de violencia marcada por el microtráfico y las extorsiones, con nueve asesinatos registrados en menos de una semana. En 2025, la zona reporta 78 homicidios, un aumento del 20% respecto al año anterior, según datos policiales. La presencia de bandas como Los Choneros y Latin Kings intensifica los enfrentamientos por el control territorial, afectando a residentes y comerciantes.
El 28 de mayo, un operativo del Bloque de Seguridad desarticuló actividades delictivas, decomisando armas y explosivos en sectores como Las Monjas, pero la violencia persiste. Vecinos reportan vivir en un “estado de guerra”, con negocios cerrados y familias confinadas por temor a balaceras. Las extorsiones, conocidas como “vacunas”, afectan desde pequeños locales hasta transportistas, con amenazas de muerte por incumplimiento.
La Policía Nacional, junto a las Fuerzas Armadas, ha intensificado patrullajes y allanamientos, deteniendo a 28 personas, incluyendo menores reclutados por bandas. Sin embargo, la falta de recursos, como camionetas municipales para patrullaje, dificulta las operaciones. Un caso reciente involucró a delincuentes disfrazados de militares que asesinaron a varias personas en una vivienda, evidenciando la audacia de las bandas.
La comunidad vive con miedo constante. Un ataque a una pareja de Testigos de Jehová, asesinada por error mientras visitaban familiares, refleja la inseguridad generalizada. Los residentes claman por más presencia policial y programas sociales para prevenir el reclutamiento de jóvenes, mientras el gobierno de Daniel Noboa promete reforzar la seguridad en esta zona crítica.
Estos eventos subrayan la urgencia de estrategias integrales en Pascuales. La combinación de operativos policiales, inversión en seguridad y políticas de inclusión social es esencial para frenar la violencia y devolver la tranquilidad a una parroquia asediada por el crimen organizado.