Los gobiernos de Perú y Chile instalaron un comité binacional este lunes, 1 de diciembre, para coordinar una respuesta conjunta a la creciente crisis migratoria y de seguridad que afecta su frontera común. La reunión de delegaciones de alto nivel, que se realiza tras la militarización de la zona de Tacna por parte del Gobierno peruano y la declaración de estado de emergencia, abordará las consecuencias humanitarias y logísticas del flujo migratorio, compuesto principalmente por ciudadanos de Venezuela, Ecuador y Colombia.
La estrategia de Perú se basa en la aplicación estricta de controles y normas, impidiendo el ingreso de migrantes irregulares, ya que el canciller Hugo de Zela afirmó que la capacidad de acogida del país se encuentra “colmada” debido a la presencia previa de cientos de miles de extranjeros. Por su parte, Chile, a través de su canciller Alberto Van Klaveren y el subsecretario del Interior, Víctor Ramos, busca “anticipar cualquier dificultad” que pueda surgir por el despliegue militar en la frontera. La agenda del diálogo incluye cinco áreas prioritarias: la caracterización de la población migrante, el intercambio de información entre policías, los protocolos de seguridad y el seguimiento de casos irregulares.








