El petrolero venezolano Skipper, cargado con casi dos millones de barriles de crudo, fue incautado por una operación militar de Estados Unidos frente a las costas de Venezuela. La embarcación, registrada en las islas marshall, era un elemento clave en la cooperación energética y financiera entre el régimen de Nicolás Maduro y el de Cuba. Documentos internos de pdvsa y funcionarios de la industria petrolera confirman que el destino declarado del buque era el puerto cubano de Matanzas, bajo un contrato de Cubametales, la comercializadora estatal cubana, y una compañía ligada a un empresario sancionado por el departamento del tesoro de Estados Unidos.
El tránsito del Skipper incluyó la transferencia de 50.000 barriles al buque Neptune 6, que se dirigió a Cuba. Sin embargo, el resto del cargamento tenía como destino final Asia, en una modalidad frecuente donde parte del crudo supuestamente para Cuba es revendido, proporcionando divisas esenciales al régimen cubano. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que la incautación se realizó por transportar crudo venezolano e iraní eludiendo sanciones. Las autoridades cubanas calificaron la acción como un “acto de piratería y terrorismo marítimo”, mientras que la Casa Blanca sugirió que esta no será la última operación contra embarcaciones que forman parte de la red de exportación petrolera venezolana, que afecta directamente a la economía cubana, dada su dependencia del crudo venezolano.








