La preocupación crece en Ecuador tras la reciente incautación de un lanzamisiles en Nueva Prosperina, Guayaquil. Este hallazgo ha llevado a la Policía Nacional a emitir una contundente declaración, subrayando una realidad alarmante: la delincuencia organizada busca constantemente nuevas y más sofisticadas formas de introducir armamento de alto calibre al país.
El jefe de la Policía Nacional, Pablo Dávila, no dudó en señalar la “porosidad” de las fronteras ecuatorianas como el principal punto de acceso para estas armas peligrosas. Dávila advirtió además que el poder económico de estas organizaciones criminales les permite incluso “comprar conciencias”, facilitando así un flujo constante y sigiloso de armamento pesado.
Desde la Zona 8, el comandante de la policía, Víctor Ordóñez, detalló el formidable poder destructivo de los lanzamisiles, capaz de causar estragos en edificaciones y vehículos militares. Aunque no se realizaron arrestos en la operación específica de Guayaquil, Ordóñez mencionó operaciones paralelas en Durán, donde se confiscaron 17 armas de fuego y 1.500 municiones, incluido un rifle turco de alta potencia.
La entrada de este tipo de armamento pesado evidencia un desafío significativo para la seguridad nacional. Las declaraciones de los altos mandos policiales resaltan la urgente necesidad de fortalecer los controles fronterizos y combatir las redes de tráfico de armas que, aprovechando la permeabilidad del territorio, buscan dotar a las bandas criminales de un poder de fuego sin precedentes. La lucha contra estas estructuras se intensifica.
Para seguir leyendo las noticias más relevantes del día y no perderte ningún detalle, visita nuestro Inicio:www.expedientes.ec