El Estrecho de Ormuz, una estrecha franja marítima entre Irán y Omán, es un punto neurálgico para el comercio mundial, ya que por él transita aproximadamente el 20% del petróleo global. Su importancia estratégica lo convierte en un foco de tensión, especialmente ante la reciente aprobación en el Parlamento iraní de una moción para su cierre, en respuesta a bombardeos de Estados Unidos a instalaciones nucleares de Irán.
Un posible cierre del estrecho, si es aprobado por el Líder Supremo iraní, Ali Jamenei, desataría una crisis energética global, disparando los precios del crudo y afectando drásticamente la economía mundial. Expertos pronostican un incremento inmediato del 30% al 50% en el precio del petróleo, superando los 100 dólares por barril. Las repercusiones económicas se sentirían en los mercados financieros, impactando la inversión y la confianza económica global.
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