Pablo recibió como regalo de cumpleaños la camiseta y pantalón de su equipo favorito de fútbol. Al día siguiente, entusiasmado, estrenó su atuendo. Cuando sus padres lo vieron vestido de pies a cabeza, notaron algo extraño en sus medias.
Al acercarse, descubrieron que había escrito con rotulador las iniciales de su equipo en sus calzas para personalizarlas. Con una expresión de evidente disgusto, le preguntaron por qué lo había hecho. Sin dudarlo, Pablo respondió con naturalidad: “¡Yo no he sido! Ya venían así”.
A menudo, los niños pequeños dicen mentiras que para los adultos resultan fáciles de detectar.
Un niño de tres o cuatro años puede negar ser el autor de un dibujo en la pared, aunque sea el único presente en la habitación; o es capaz de insistir en que no ha comido chocolate cuando su boca está llena de cacao.