El primer ministro de Nepal, K.P. Sharma Oli, renunció este martes 9 de septiembre tras un levantamiento juvenil que dejó 19 muertos y 347 heridos, la represión más sangrienta en la historia democrática reciente del país. Las protestas, desencadenadas por la prohibición de 26 plataformas de redes sociales como Facebook y X, fueron vistas como un ataque a la libertad de expresión y los pequeños negocios, alimentadas por la frustración contra la corrupción.
A pesar de revocar el veto, la violencia continuó, con multitudes incendiando la residencia de Oli y atacando propiedades de ministros. La crisis paralizó el aeropuerto de Katmandú y llevó a la dimisión de los ministros de Interior, Agricultura y Sanidad, además del abandono de 21 deputados del Partido Rastriya Swatantra. La oposición exigió la renuncia de Oli, considerado “moralmente responsable”.
Naciones Unidas y Amnistía Internacional condenaron la represión, exigiendo una investigación independiente. La caída de Oli, veterano político conocido por su confrontación, marca el fin de su cuarto mandato, derribado por un movimiento juvenil sin precedentes.
