El 4 de junio de 2025, el presidente ruso Vladimir Putin rechazó negociar un acuerdo de paz con Ucrania, calificando al gobierno de Kiev como una “organización terrorista” liderada por un “presidente ilegítimo”, Volodímir Zelenski. En una rueda de prensa en San Petersburgo, Putin señaló que los recientes ataques ucranianos contra civiles en las provincias rusas de Briansk y Kursk, incluyendo la voladura de un puente ferroviario, son actos de terrorismo que buscan interrumpir las negociaciones. “¿Quién negocia con quienes apuestan por el terror, con terroristas?”, cuestionó, descartando un alto el fuego mientras Ucrania continúe con estas acciones.
La declaración se produce tras una llamada de dos horas con el presidente estadounidense Donald Trump, quien anunció que Rusia y Ucrania iniciarían negociaciones “inmediatas” para un alto el fuego, posiblemente en el Vaticano. Sin embargo, Putin insistió en que cualquier diálogo debe abordar las “causas profundas” del conflicto, incluyendo la renuncia de Ucrania a la OTAN, el reconocimiento de las regiones anexionadas (Crimea, Donetsk, Lugansk, Kherson y Zaporizhzhia) y la desmilitarización del país. Estas condiciones, rechazadas por Kiev como una “capitulación”, han estancado las conversaciones iniciadas en Estambul el 15 de mayo de 2025, donde solo se acordó un intercambio de 1.000 prisioneros por bando.
Zelenski respondió que Ucrania no aceptará un memorándum ruso que considera un “ultimátum” y exige un alto el fuego incondicional de 30 días para iniciar un diálogo serio. La Casa Blanca, a través de la portavoz Karoline Leavitt, expresó la frustración de Trump por la falta de avances, mientras aliados europeos, como Francia y Alemania, advierten que cualquier acuerdo sin Ucrania sería inaceptable. Putin, por su parte, acusó a Occidente de armar a Kiev para prolongar el conflicto, iniciado con la invasión rusa en febrero de 2022, y señaló que las tropas ucranianas están retrocediendo en el frente.
