El fenómeno de las muñecas “reborn”, réplicas hiperrealistas de bebés que a menudo resultan indistinguibles de un recién nacido, ha tomado una escala significativa en Brasil, desatando una serie de debates a nivel legal, social y político. Lo que comenzó como una expresión artística ha evolucionado hasta convertirse en un punto de análisis sobre las conexiones emocionales humanas y sus implicaciones en la sociedad.
Un caso paradigmático que ha sacudido al país es el de una mujer que demandó a su empleador tras serle denegada una licencia por maternidad para cuidar a su muñeca reborn. Este incidente subraya la intensidad de los lazos emocionales que algunas personas desarrollan con estas creaciones, que tienen su origen en Estados Unidos en la década de 1990 y cuya popularidad ha crecido exponencialmente en Brasil. La magnitud del fenómeno se refleja en la existencia de clínicas especializadas que ofrecen “experiencias de parto” para las muñecas y en la proliferación de encuentros entre “madres reborn”.
Desde una perspectiva psicológica, expertos sugieren que la adopción de estas muñecas puede estar ligada a la necesidad de suplir deseos infantiles no cumplidos, procesar el duelo por la pérdida de un hijo, o incluso servir como una forma de reparación emocional. Este apego ha llevado a la implementación de acciones legislativas destinadas a regular el uso de las muñecas reborn y a proporcionar apoyo psicológico a quienes desarrollan vínculos emocionales tan intensos con ellas.

A nivel social, el fenómeno ha catalizado discusiones sobre los roles femeninos en la sociedad, la maternidad y la discriminación. Además, ha surgido la preocupación por el uso indebido de estas muñecas para obtener beneficios destinados a niños reales, lo que ha impulsado propuestas para establecer sanciones específicas ante tales prácticas. La compleja interacción entre la realidad y la percepción emocional de estas muñecas continúa generando un campo fértil para el análisis y el debate en Brasil.
